Hace años, cuando yo venía unos días a mi Laredo, lo primero que buscaba era ver a Alfonso Lin.
Así era como se hacía llamar entonces. Me contaba ilusionado su trabajo, enamorado como estaba de su pueblo. Desbordaba su amor desde la Escuela Taller, la revista y las manifestaciones festivas. Curiosamente, la vida es así, él se fue hace algunos años a Madrid y yo retorné a mis lares. Su estudio, una antigua fábrica de elaboración de pescado, aún mantiene el sabor de sus horas de trabajo y de mis horas de disfrute al contemplar su «divina» mano doblegando la dificilísima técnica de la pintura a la acuarela. Más tarde su incursión en las nuevas tecnologías, sus cajas de luz pletóricas de colores diluidos, transparentes, ágiles y precisos.
Hoy desde Madrid, sigue elaborando su imaginería con el punto de mira fijo en su Villa y de ahí surge esta exposición «Rúas Tatuadas», en lógica referencia a nuestra Puebla Vieja, desde la añoranza de la distancia.
La exposición que nos plantea en Rúas es un recorrido, una visión, al mundo de vivir y convivir de todos los que sentimos estos espacios cotidianos como algo extraordinario. No podía faltar Alfonso en este primer encuentro de Artistas Pejinos.
Amigo, la obra que debe explicarse es una obra coja: la tuya no lo necesita. Es tu impronta, tu vida entre los pinceles, los pigmentos, la goma arábiga: LA TRANSPARENCIA.
Luis Sánches Oceja
Director de Teatro de la sala Rúas y amigo