La galería de Laredo exhibe hasta el próximo día 8 sus “Paisajes vividos”
La galería Rúas de Laredo tiene abierta en este principio de año la exposición «Paisajes vividos» de Alfonso Rodríguez Nates (1950), para la que ha reunido
una serie de grandes papeles pintados con tintes al agua, presentados en cajas de luz. El papel de arroz, y la pintura diluida, traslúcida, recogen escenas de jardín y de huerta, fragmentos de naturaleza vegetal extremadamente colorista.
La concepción de la pintura se ha movido, a lo largo de la historia, entre sus funciones como ventana que se abre al mundo, como espejo que refleja al autor, y como superficie opaca que remarca su materialidad.
En este caso estamos ante un autor que pinta, de hecho, sus cuadros por transparencia ante una ventana, circunstancia que puede ser una buena metáfora de los contenidos e intereses de Rodríguez Nates. Su obra se construye desde una mirada a la naturaleza, a los paisajes de los jardines y las huertas, enfocados de cerca, en primeros planos atravesados por la luz. Más que perspectiva, espacio virtual que se construye en la lejanía, lo que vemos es un constante primer plano constante de hojas, ramas, frutos, pétalos.
La luz que atraviesa la pintura nos habla de otra forma de perspectiva, de la espiritualidad de lo cercano, el misticismo generado por la contemplación de las pequeñas maravillas de la naturaleza, la quietud ajena a toda finalidad de la filosofía budista.
La composición se genera a partir de la singularidad de un fragmento, que parece separado por azar, que pertenece a un tapiz mayor, a una forma de armonía general, sin un principio ni final señalado. Esto hace que la obra tenga un carácter decorativo, de estampado, de tela que permite cualquier orientación. La transparencia de las pinturas presentadas en cajas de luz, multiplica la saturación y la gama de los contrastes, dándoles espectacularidad. Es una obra que se puede relacionar con las rosas y los troncos luminosos de Fernando Bermejo, con la distancia de la sobriedad radical de este autor.
El formato extremadamente alargado, la concepción del espacio, el amor al detalle de la naturaleza, el gesto dejado con el esfuerzo que da la total naturalidad, la firma con un sello rojo, todo ello nos habla de la admiración por la pintura y la caligrafía china. ‘Pomelos’, ‘Higueras’, ‘Fragmentos de flores
negras’, ‘Naranjos’, fragmentos de naturaleza deslumbrada, admirada.
Gabriel Rodríguez